La educación en información como resistencia a la desinformación

Resumen

Contenidos que provocan, con o sin intención de sus divulgadores, engaño y confusión son objetos cada vez más frecuentes en los análisis de las Ciencias de la Información. El área se ha centrado especialmente en el aspecto formativo de los sujetos informacionales para que puedan afrontar estos contenidos desinformativos. El impacto social de la desinformación también se destaca en un contexto más amplio, especialmente en debates relacionados con acontecimientos políticos y de salud, como la pandemia de Covid19, cuando la influencia de la desinformación y los discursos con motivaciones ocultas dieron lugar a la anticiencia. En este escenario, estudios como el de Alfabetización Informacional Crítica (AIC) y el de Habilidades de Infocomunicación (InfoCom) han abogado por promover la conciencia crítica a través de la educación. Con un enfoque basado en la Pedagogía Crítica, estos estudios defienden una educación transformadora, que dé espacio a los contextos locales sin descuidar el contexto político y económico más amplio, con sus relaciones a menudo internacionales y vinculado a lógicas como el colonialismo de datos, el capitalismo de vigilancia, el capitalismo de plataforma. Estimulados por los debates propuestos por el AIC y InfoCom, buscamos delinear características de una educación informacional que promueva una visión crítica de la desinformación. La educación informacional consiste en proporcionar a los sujetos una relación sana con la información. La educación desde esta perspectiva pretende trabajar los aspectos éticos y críticos de la producción, uso y difusión de información, aspectos indispensables en el mundo contemporáneo. Se puede decir que educar sobre la información ha demostrado ser una estrategia prometedora para combatir la desinformación. Sobre todo porque la educación en información implica un conjunto de conocimientos que permiten a los sujetos relacionar los procesos informacionales con sus contextos personales y sociales. Una educación que considera el contexto de los estudiantes puede ser eficaz para crear conciencia sobre dinámicas muchas veces contrarias al desarrollo de la autonomía. Las redes sociales, por ejemplo, donde la información y la desinformación abundan, tienen detrás una economía basada en datos, que genera la modulación del comportamiento de manera que no entre en conflicto con los objetivos de las empresas que las controlan. Estas características propician espacios y dinámicas informativas donde la posverdad tiende a encontrar espacio. El camino metodológico fue principalmente una investigación bibliográfica de los aspectos seleccionados, pero también incluyó material de otros aspectos (e incluso áreas del conocimiento) que se centran en fenómenos relacionados. Los materiales consultados abordaban directa o indirectamente la desinformación o la posverdad. Los resultados encontrados permitieron discutir el potencial de las habilidades infocomunicativas y la alfabetización informacional crítica como conceptos básicos de la educación informacional capaces de formar sujetos resilientes al fenómeno de la desinformación.